sábado, 1 de agosto de 2009

Lo esencial es invisible a los ojos

Antoine de Saint-Exupéry fue uno de los más grandes seres humanos sobre esta tierra. Sin duda deber haberlo sido, sólo un hombre lleno de vitalidad, grandeza y amor pudo concebir a un ser como el Principito, tan lleno de verdad y humanidad. Hoy, al cumplirse 65 años de su desaparición, lo menos que nos queda es recordarlo viendo lo esencial del mundo.





Y recordarlo sintiendo, además, que uno se vuelve esencial y cercano a un asteroide

El Principito a su Rosa

Eres esencial entre las cosas que no se ven
Tu olor lo puedo percibir
De miel es tu color

Única en todo el planeta
Me has domesticado suavemente
Con unas miradas limpias
Y sonrisas musicales en tu rostro

No quiero ningún lugar del universo
Que no sea el asteroide B612
Para que podamos seguir juntos
Y te pueda proteger del frío
Que podamos compartir una bufanda
Y juntarnos los dos para
Seguir como uno

No eres una Rosa, eres mi Rosa
Soy Principito intangible
Como lo eres tú

Tú eres esencial e invisible a los ojos
Domesticada también por mí
Infinita y a la vez pequeña
Increíble y Magistral

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