martes, 22 de abril de 2008

CREACIONES II

CARTA A UNA FRUTA AMIGA
A los meses que no te escribo -ni escribo nada- amiga. En verdad, estoy muy contento de que hayas ingresado a la universidad y de que dentro de 5 años seas algo en la vida. Sabes, en estos meses de ausencia mutua no podía entender claramente muchas ideas, sólo sabía que tenía que hacer algo por mi vida. Recuerdo que debía trabajar para alcanzar mis metas, pues como tú sabes tenía que sostenerme por mí mismo, en otras palabras, tenía que trabajar para estudiar como lo hace gran parte del mundo. Particularmente no me gustaba trabajar, no le encontraba sentido a tener que trabajar a mi edad, quería ser como tú, que ahora estás en la universidad.

Pero de cierta manera trabajar me dio mucha madurez y confianza en mí, en verdad amiga había cambiado. Ya no veía las cosas como antes solíamos hacerlo los dos juntos, ahora soy muy radical en muchos aspectos. Nosotros teníamos esperanza, y con el trabajo me di cuenta de que la esperanza solo nos ciega a nuestras metas, pues son sólo imágenes latentes de nuestros sueños. Ya no sabía en verdad si la vida era vida, si el amor era amor, ni sabía si la paz era lo correcto para el mundo. En verdad te digo: si nos encontramos otra vez, te asustarías de mi nuevo Yo. Conociéndote, sé que no lo entenderías, pues tú no cambias amiga.

Eres muy pequeña todavía para entender la vida como yo la he vivido crudamente. En verdad, dale gracias a “mi Padre” por todo lo que te ha dado.

Pero no quiero hablar de eso, pues no te guardo rencor por ser así, además, si ahora te escribo es para decirte lo mucho que te necesito aquí, a mi lado. Pues acabo de cometer el peor de los pecados, sabes aquí donde todo se ha vuelto monótono, me siento la persona más desgraciada, pues desde que te maté amiga tan solo he esperado que “mi Padre” me recogiera, y perder todo rastro de vida y razón, pero de alguna otra manera sigo aquí en este mundo en donde todo se ha vuelto uno de nuevo, en donde ahora todo lo infinito pasa a algo ínfimo. Estoy solo, ahora me siento más miserable, pues la primera vez tú me dejaste solo, por eso te maté.

Hoy cuando desperté (no sé si de un sueño o si nunca había despertado) me encontré solo con una chica en este mundo por construir, y con ella tenía que empezar de nuevo la vida…pero no valió la pena. Ella era una estúpida (en un punto radical). Bajo ese aspecto ahora entiendo el castigo por haberte matado, el haberme convertido en Adán y ella en Eva, y asi para que todo vuelva a ser como antes y que otra maldita vez pase el tiempo para que todo vuelva a ser como ahora; el maldito eterno retorno. Amiga no le encontré sentido y tuve que matar a esa Eva, pero esta vez, por no haberme dejado solo. Ahora tan sólo estoy sentado a la orilla de algo inmenso (pues no estoy seguro de que sea agua, pero se que no es mar) esperando que retorne el sentido de todo y darle una solución a esto.

En verdad amiga, el mundo ya no es el mundo y se ha vuelto peor de lo que yo esperaba e imaginaba. Estoy rodeado de nada, de materia, aqui no hay sentido, ni rencores, ni emociones. No sé cuántos meses han pasado, y digo meses, aunque aquí donde estoy el tiempo no importa, no tiene caso decir meses, años, siglos o eternidad. Tampoco importa si te maté o te asesiné o simplemente moriste. La muerte todavía no nace en mi, pues mi cuerpo no reacciona ante esos estímulos que tu crees normales, si no, no te hubiera escrito esta carta, te lo hubiera dicho personalmente.

En verdad amiga....ayúdame, te necesito aquí, que seas parte de mí otra vez no pierdo la esperanza de que renaceremos algun dia, y que nos volvamos a ver. Ya no hay marcha atrás, Dios quería que yo sembrara la vida y por mi confusión sembré el pecado rojo. Ahora verdaderamente estoy solo, pues en verdad amiga te digo (con lágrima en los ojos), esto ni Dios lo esperaba, y al fin el hombre cometió el peor de los pecados… el no ser feliz con su confusión.





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