"Avanza, Nohombre de Nolandia (porque ya no seguiré tu oblicuidad a través de la forma inspirada de la tercera persona del singular y a través de los modos y hexitaciones del deponente, pero a ti me dirijo, con el empirativo de mi vindicativo, provocativo y directo), avanza, ven osadamente, alégrame, conmuéveme aunque sea tu mellizo, para reír en tus verdaderos colores antes de que retornes para siempre ¡hasta que yo te dé un rapapolvo! Shem, Hijodeadán, tú me conoces y yo conozco tus estupideces", dice James Joyce en un pasaje de Finnegans Wake y de inmediato el cerebro se dispara en mil conexiones, tratando de buscar todo lo que en tu vida ha sido tan cierto, tan certero, tan directo. "Nohombre", "Nolandia", "ya no seguiré tu oblicuidad", "vindicativo, provocativo y directo", "Hijodeadán", "yo conozco tus estupideces".